¿Es el arte publicidad o la publicidad es arte?

Rodrigo Bolio
18/6/2018
Diseño

Existen dos términos que al ser relacionados el uno con el otro, a lo largo de la historia, han entrado en conflicto constantemente. ¿Es el arte publicidad?, ¿La publicidad es arte?, ¿Cómo puede ayudar el arte a la publicidad? Y ¿Cómo puede ayudar la publicidad al arte? Existe mucha gente que inmediatamente descarta la posibilidad de creer que la publicidad es arte, ¿Qué tan descabellado sería considerar esto? Para responder a las preguntas anteriores primero debemos saber qué es cada uno.

Empecemos con la publicidad, una definición de diccionario es: “Difusión o divulgación de información, ideas u opiniones de carácter político, religioso o comercial, con la intención de que alguien actúe de una determinada manera, piense según unas ideas o adquiera un determinado producto.” Esto quiere decir que, a diferencia de lo que muchos piensan, la publicidad no tiene como único objetivo el de vender un producto a cambio de dinero, a veces puede ser para tener más seguidores o conseguir más votos.

Existen diferentes técnicas para lograr estos objetivos y la principal estrategia para lograrlo es haciéndole sentir algo a la gente. La palabra emoción viene del latín “emotĭo” o del verbo “emovere”, que significa movimiento, al igual que la palabra motivación que deriva del latín “motivus” o “motus”, que significa ‘causa del movimiento’, son los factores que incitan a la gente a moverse, sin ellos, la gente no se moverá a comprarte o seguirte.

Ahora bien, la definición de Arte es un poco más complicada al tratarse de un tema subjetivo; inclusive existen opiniones que manifiestan que el arte no debería ser definido pues debe ser algo libre, o que el hombre es incapaz de definirlo, o que su definición cambia de acuerdo con la época. La siguiente es una definición con la que yo concuerdo y partiremos de ella: El arte es todo lo que puede hacer sentir algo al humano, de crear alguna excitación o alteración a los sentidos, estos no son necesariamente sentimientos positivos, puede ser llanto, angustia o inclusive desesperación y hasta miedo.

Entonces, ¿Todo puede ser arte? Si, en potencia todo es arte, pero se necesita de 3 elementos que creen un ciclo para que algo lo sea: el objeto, el artista y el espectador. El objeto puede ser cualquier cosa y el artista es quien, a través de su intervención, le da un significado a ese objeto, es el encargado de decirle a la gente “Hey voltea, mira esto” le da un valor e inspira al espectador, el espectador al sentir algo cumple el ciclo.

De acuerdo con estas ideas un artista no sería algo muy diferente a un publicista, ambos son individuos que buscan hacer sentir algo a las personas, existen miles de artistas que no han hecho sentir nada a la gente, y no han trascendido a la historia ni al corazón de ningún espectador. Podríamos decir que a estos artistas les faltó “saberse vender”, ya que no supieron cómo hacerle sentir algo a las personas.

El artista puede inspirar a la gente a través de su talento y puede que no sea necesario que sepa vender, dado que sus obras hablan por sí mismas; cuando esto sucede no contradice la definición antes dicha, solo es otro modo de llegar a cerrar el ciclo. El artista no habló, ni comunicó, ni vendió a través de las palabras, pero sí lo logró a través de un lienzo. Tomemos como ejemplo a Van Gogh, quien durante su vida no vendió más que un cuadro a su hermano y hoy en día sus pinturas se cotizan entre las más altas del mercado del arte; él no tenía la habilidad de vender, pero sus cuadros hablaron por él después de su muerte y su misma vida también se convirtió en objeto de inspiración para muchos.

Hagamos algunos comparativos entre el arte y la publicidad y nos daremos cuenta de que la línea que divide a uno del otro es muy delgada. Ambos comunican una idea, ambos pueden utilizar técnicas y ambos buscan hacer sentir algo al espectador. Ahora veamos la más grande diferencia entre arte y publicidad, motivo por el cual muchos descartan que la publicidad pueda ser arte, su objetivo. El objetivo de la publicidad nacerá a partir de querer influenciar a la audiencia con fines de interés de diferentes índoles; por el contrario, el objetivo del arte es más libre, al buscar la expresión y la exaltación de las emociones; el objetivo de la publicidad se hace atreves de sentir, pero no es su objetivo en sí.

Sin embargo, la cuestión aquí no es ver si la publicidad y el arte son lo mismo, claramente no lo son, pero, con base en lo que hemos visto, uno sí puede ser el otro. Hay muchos publicistas que les apasiona lo que hacen y les apasiona el hacerle sentir algo a la gente y hay muchos artistas que han hecho publicidad como arte; como fuera el caso de Toulouse Lautrec, quien hacía cuadros que hacían publicidad a los camerinos de los burdeles.

Otro gran ejemplo para cerrar el tema es el de Andy Warhol, y ¿Qué creen? Andy Warhol estudió publicidad y casi todas sus obras tienen trasfondo en la publicidad. En los cuadros de Warhol donde se ve varias veces la misma imagen, hace alusión a la producción de artículos, también lo hacía porque pensaba que algo producido varias veces podía perder su valor o su belleza. Warhol no pintaba sus cuadros, los mandaba a producir y, de hecho, ni siquiera los firmaba él, sino que mandó a hacer un sello que tampoco ponía él, ¡Lo ponía su madre! “¡Qué disparates!”, podrán pensarán, pero no, lo hacía con toda la intención de que cada proceso de sus obras siguieran los mismos mensajes; la producción, el consumismo y la publicidad.

Cuando Andy produjo el famosísimo cuadro de lata Campbell, y no, él no diseñó esta lata, lo vendió en millones y causó muchísima controversia, en parte, el verdadero trasfondo de su arte aquí fue el de haberle adjudicado valor a  lo que fuera y poderlo vender; cuando le preguntaban a Andy Warhol qué significaba ese cuadro, el no respondía, haciendo cada vez más intrigante el cuadro en sí. Warhol era un experto en saber vender y crear admiración en cualquier cosa y esto le daba mucho peso al factor “artista” de la triada mencionada.

En definitiva la línea que divide a la publicidad y al arte es muy delgada, pero al mismo tiempo, muy distante. Yo no diría que son enemigos, por el contrario, podrán buscar objetivos diferentes, pero sin duda pueden beneficiarse entre ellos.

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