#Yomero #YaSabesQuien: Ricardo

Roberto Aguirre
20/2/2018
Finanzas

No conozco las estrategias de comunicación de los candidatos, pero sí puedo afirmar que como observador de las mismas, puedo distinguirlas y percibir sus cambios en este breve periodo de pre-candidaturas.

¿qué alcanzamos a ver los ciudadanos comunes? Pues no es tan difícil; quizá lo más evidente (o la que más giros ha dado) sea la campaña del PRI y su candidato José Antonio Meade. En esta campaña hemos pasado de ser un candidato independiente de un partido oficial al “háganme suyo”, al intento tibio y tardío de un deslinde al prometer atender la corrupción, eso sí, a partir de que él llegue; es decir, no piensa, al parecer, voltear atrás para los casos de impunidad y corruptelas que tanto han sido evidenciadas en la actual administración.

Esta campaña se ha dirigido de los ataques claros y evidentes a figuras de su oposición como el reciente ataque al gobernador de Chihuahua y al representante de Morena, a querer marcar un camino conciliatorio y sin darle importancia a lo que hagan sus adversarios políticos. Los ataques al representante del PAN y sus aliados fueron esporádicos, pero también han cesado.

Creo que, finalmente se dieron cuenta de que atacar, en este momento de campaña, lo único que hace es resaltar la necesidad de ocultar lo que el partido en el gobierno tiene (que es mucho) de atacable y denunciable.


El caso de Morena llama bastante la atención, pues al pasar de promover el nombre de su candidato, como bandera de campaña, nos recetan ahora un “ya sabes quién”. La estrategia que había seguido hasta ahora, en este último tramo de campaña, es la del “perdón” a los políticos señalados como corruptos y delincuentes y amnistía para algunos de los pilares del narcotráfico. Claro que más tardaron en decir estas frases, que seguirán a AMLO en toda la contienda, que en aparecer cualquier cantidad de voceros queriendo “componer” lo dicho por su pre-candidato. El “ya sabes quién” es quizá el mayor de los aciertos desde el punto de vista de comunicación, pues deja un mensaje claro sin tener que invocar el nombre de la persona de Andrés Manuel.

Este partido suma los ataques a su campaña. Su defensa es clara: “están muy nerviosos los de la mafia del poder” y esto alienta al desprecio de quien ataca y a favor de este movimiento.

AMLO ha sabido sabotear los intentos de descrédito con humor y colmillo político en temas de comunicación como el asunto de los rusos.

La estrategia que, al menos para mí parece ausente, es la campaña de Ricardo Anaya. Aun cuando al parecer aventaja de manera importante al candidato del PRI, esta coalición de partidos no parece haber encontrado (o no ha querido mostrarlo) el camino a seguir.

Anaya es un buen comunicador. En el terreno de la calle, diría que es bueno debatiendo. Tiene en su haber el descrédito que le propinó a un hombre calado en la política como Manlio F. Beltrones, cuando el PAN se llevó varias gubernaturas en las pasadas elecciones. También es “un buen abogado” que se ha defendido bien de las acusaciones que le han hecho vía El Universal, al que le propinó sendas sentencias en contra de las acusaciones que le hicieron.

Pero no veo, a ojo de observador, qué estrategia es la que sigue. No la tiene fácil ciertamente, pues el puntero se comienza a despegar en el lienzo de la competencia electoral.

Por dónde, si ya vemos que atacar puede no ser una buena idea; o al menos no la mejor idea en este momento. Desde mi punto de vista Anaya dejó atrás lo que al principio le resultó muy bien; aquel señalamiento de que “acabaremos con el pacto de impunidad” dejó a la vista su intención de poner orden en este mal que nos aqueja con el actual grupo en el poder.

Acabar con ese “pacto” parecía una promesa de grandes vuelos y además fue bien recibido por los opinadores políticos de todas las corrientes. Pero duró muy poco. Cambiaron de ruta comunicativa por algo más callejero como “tenemos que sacar al PRI corrupto del poder” frase que ha sido utilizada por muchos candidatos y que ya parece más una promesa de campaña que una realidad alcanzable.

Los números que recientemente aparecieron en el diario El Universal (muy reveladora en términos de quienes apoyan a qué candidato), así como la encuesta de la semana pasada del diario Reforma, parecen corroborar que el triunfo será de quien logre conectar con una amplia base de jóvenes que votarán por primera vez. Es un grupo tan grande que puede resultar definitorio para obtener votos que puedan sumar.

Esta idea de querer posicionarse, como primer paso, en un claro segundo lugar para de ahí partir, parece un juego de estrategia que tiene muchos riesgos. Atacar al primer lugar no es, de acuerdo con lo descrito arriba, un camino a seguir, quizá entonces lo que se requiere sea enarbolar la propuesta de cada coalición, sin desvíos; abriendo debates propios y no los que ya conocemos. Marcando las agendas informativas, compitiendo por ideas novedosas a los mismos problemas.

En su reciente toma de protesta ya como candidatos, los tres representantes de los partidos políticos coincidieron en temas a atender en caso de llegar a la presidencia. Con estilos diferentes y palabras que supongo fueron buscadas luego de que el primero leyó su discurso, cada uno se deslindó de la corrupción y prometió acabar con ella. La diferencia, aunque más bien tibia, fue la de RAC, quien recuperó, insisto tímidamente, su lucha “contra el pacto de impunidad”. Concepto que recupera el enfrentamiento a la corrupción, pero que ubica con precisión el tiro de gracia a este mal social: la Impunidad.

Por dónde caminarán el segundo y tercer lugar; habrá que verlos en esta que parece ser una contienda de estrategias comunicativas.

Al tiempo y a observar.


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